miércoles, 18 de noviembre de 2009

Prólogo
POR IRIS RIVERA


Con Teresa me acomodo en la segunda fila de la combi. Buena lana, un par de agujas y un ovillo nuevo, pero en vez de cerrar los ojos y anticipar el recorrido, dejo que me lo cuenten.
Cuántos casos que conozco o creo conocer. En cada cruce de miradas hay un rodar de ovillos, un cruce de historias. Cuántos casos y, entre ellos, el caso de Teresa y mi caso. El caso mío como lectora.
Teresa imagina las vidas de los otros a partir de unos pocos indicios. Como lectora me pongo a sospechar. ¿Qué tanto de verdad y qué tanto de fábula hay en esas hipótesis sobre vidas ajenas que Teresa teje?
Pero un incidente interrumpe su tejido y el mío. Los pasajeros y yo estamos en la realidad convincente y apremiante de la historia. Los planes de todos hacen agua. Las voces se superponen en un monólogo colectivo que sobrepasa el ámbito cerrado de la combi y remite a todo un país que monologa y hace agua también.
A Teresa le divierte ver que la gente se asusta como si se le acabara el mundo. ¿Y el mundo de Teresa mientras tanto? ¿Y mi mundo?
El país, esa desamparada combi, comienza a balancearse como si desde abajo la empujaran. De pronto, un golpe seco y quedamos, como tantas veces, arrimados a una columna de cemento.
Crece una sensación de incomodidad, de roce con otras vidas que nos son familiares y no. Restos de ese país hecho papel picado sobre la calzada.
¿Qué pasó con lo que Teresa imaginaba sobre aquellas vidas “otras”? El narrador se ha salido de su mirada para mostrarme a mí, lectora, lo que Teresa no sabe ni podrá saber. Ahora ya no estoy de su lado ni miro desde sus ojos. Ahora soy yo quien hace suposiciones sobre ella.
Teresa es y ha sido testigo de muchas cosas, pero ¿y protagonista? Teresa, empeñada en mostrar críticos paralelos entre el ayer y el hoy, pero ¿y mañana?
Sin terminar de perderse en una ciudad con visos de cuadro surrealista, Teresa elige y me interpela como lectora. Su vida ¿es como ella se la contaba? Mi vida ¿es como yo me la cuento?
Acaso yo lectora, también formo parte de la novela de Teresa. Y acá estoy, recorriendo estanterías para encontrar lo que no buscaba mientras, como quien dice, la estantería se me cae.

Iris Rivera

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